Abril 2011
Los maniquíes de Carolina Herrera están tristes. Dos chicas sin cabeza, vestidas divinamente, se preguntan ¿Qué hemos hecho para que nos cambien de ropa, pero nos mantengan en esa posición de aburridas en una fiesta en la que nadie habla con nosotras?
Tienen libros y libretas, pero claro, sin cabeza que van a hacer, ni un tres en raya.
Para más gracia, podían haber puesto una copa de cava en el escaparate, sólo para hacerlas sufrir un poquitito más.
Pues si, muy monas pero la reunión parece un peñazo.
Seguimos con el escaparate que parece la tienda de muebles y yo pido ¡Libertad! para estas maniquíes sin cabeza. Plataforma para la defensa del maniquí aburrido. Muy chic, si, pero si tuvieran boca para expresarse libremente ...
Los maniquíes de Carolina Herrera están tristes. Dos chicas sin cabeza, vestidas divinamente, se preguntan ¿Qué hemos hecho para que nos cambien de ropa, pero nos mantengan en esa posición de aburridas en una fiesta en la que nadie habla con nosotras?
Tienen libros y libretas, pero claro, sin cabeza que van a hacer, ni un tres en raya.
Para más gracia, podían haber puesto una copa de cava en el escaparate, sólo para hacerlas sufrir un poquitito más.
Pues si, muy monas pero la reunión parece un peñazo.
Seguimos con el escaparate que parece la tienda de muebles y yo pido ¡Libertad! para estas maniquíes sin cabeza. Plataforma para la defensa del maniquí aburrido. Muy chic, si, pero si tuvieran boca para expresarse libremente ...
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